FAST FASHION: CUANDO LA MODA SE CONVIERTE EN BASURA

¿Cansada de no enterarte de las últimas tendencias en moda? ¡Te traemos el truco definitivo! 😉

Si quieres saber qué colores se van a llevar esta temporada, solo tienes que buscar de qué color se han teñido los ríos de China. Debido a los tintes tóxicos de las fábricas, el 70% de los ríos de China acaban del color de moda

La industria textil es la segunda más contaminante justo después de la industria petroquímica. No solo el medioambiente sufre sus efectos, todas las sociedades se están viendo afectadas directa o indirectamente por este consumo desenfrenado de fast fashion.

 

AGUA… ¿DULCE?

Según el Banco Mundial, la industria textil es responsable del 20% de la contaminación del agua dulce del planeta. Esto se debe a los tintes con los que se tintan las prendas. El teñido textil está considerado como el segundo contaminante de agua limpia del mundo.

Además, las telas como el poliéster son derivados directos del petróleo. Por tanto, durante su tratamiento se generan microplásticos que acaban en los océanos. Incluso el poliéster reciclado es terriblemente contaminante.

Pero la industria textil no solo contamina. Las grandes firmas de moda consumen el 2,6% del agua potable solo para producir algodón, sin tener en cuenta ningún otro proceso. La camiseta que llevas, que seguramente sea de algodón, ha necesitado 1.080L de agua para producirse. Cada ciudadano en España consume al día una media de 136L al día. Para poder hacer tu camiseta la industria textil ha consumido lo mismo que tú en 7 días. Desproporcionado, ¿no?

 

MÁS ROPA, PEOR AIRE

Cuando hablamos de contaminación del aire seguramente pienses en grandes chimeneas humeantes. La industria textil no encaja en esta clásica imagen de fábrica, pero aun así es responsable del 10% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Camiones, barcos, furgonetas… Todas las prendas que se producen en países en vías de desarrollo tienen que llegar a las tiendas lo más rápido posible, por algo se llama fast fashion. Las tiendas tienen que cambiar las prendas cada 2 semanas. Lo que provoca que haya cientos de vehículos circulando por el mundo.

No se conoce lo mucho que contamina esta velocidad pero, según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) si se sigue a este ritmo, sus emisiones pasarán a ser el 60% en los próximos 10 años.

 

TRABAJANDO POR CÉNTIMOS

No es ningún secreto que el fast fashion se sustenta gracias a unas pésimas condiciones de trabajo. La mayoría de fábricas y talleres textiles se encuentran en países en vías de desarrollo y emplean a los colectivos más vulnerables: mujeres jóvenes. Los datos legales (no hay información de los talleres clandestinos) apuntan a que las costureras tienen entre 18 y 24 años y trabajan hasta 18h al día por tan solo 35$ al mes. Eso equivale a 10 centavos de dólar la hora.

Sin tener en cuenta que se desconocen las medidas de prevención de riesgos de estos talleres donde se manipulan blanqueantes químicos y otros tóxicos nocivos para la salud.

 

PERO ¿SI RECICLO Y DONO MI ROPA VIEJA?

Puede parecer que cada vez hay más conciencia sobre el fast fashion y los consumidores estamos empezando a despertar. Donar ropa vieja es una buena manera de luchar contra esta inercia pero el problema viene cuando miramos los datos. Solamente se recicla el 1% de toda la ropa que se fabrica (estamos hablando de billones de toneladas al día) y aún así, este 1% no sirve de nada.

Grandes cadenas de ropa incluyen en sus tiendas contenedores para que dones ropa vieja y así transformarla en nuevas prendas. Pero ¿realmente la reciclan? La respuesta es clara: no. Aunque prometen llevarla a plantas recicladoras de tela, un informe de The Economist calcula que solo se recicla el 25% de la ropa que se dona a estas tiendas a nivel mundial. Es decir, el 75% restante acaba en macro vertederos en países como Bangladesh, Malasia y varios países de África Oriental.

De hecho, en 2019, la Comunidad Africana Oriental (CAO) formada por Kenia, Uganda, Tanzania, Burundi y Ruanda prohibieron las importaciones de ropa y calzado de segunda mano. Los vertederos de ropa eran ya insostenibles

 

¡NO TODO ESTÁ PERDIDO! ÚNETE A LA SLOW FASHION

Es más que obvio que necesitamos bajar el ritmo de consumo y de producción de moda.

Para luchar contra el fast fashion, cada vez más marcas como Vertikal hemos apostado por el slow fashion. Creemos en una industria textil responsable con el medio ambiente y con la sociedad. Luchamos por cambiar el futuro de la moda con pequeñas acciones con grandes consecuencias.

Todos nuestros productos están fabricados con algodón orgánico de productores nacionales. Se aseguran de hacer un uso adecuado del agua, evitan el uso de pesticidas y herbicidas químicos. Aman su tierra y su trabajo, y eso se nota.

¡Pero no acaba ahí! Como ya sabes, los tintes son muy contaminantes, por eso usamos tintes naturales para teñir y estampar a mano todas todas nuestras prendas y sudaderas. Por suerte, contamos con el arte de Lukas Zarraluki.

En cuanto a la mano de obra, desde el comienzo de Vertikal nos hemos comprometido con la igualdad de derechos sociales y un trabajo digno. Trabajamos mano con mano con mujeres en riesgo de exclusión social y nos enorgullece contar con este grupo de luchadoras excepcionales que miman cada una de las prendas que confeccionan.

Desde 2020 hemos tenido que replantear el modelo de negocio online. La cantidad de emisiones de CO2 y residuos que generan los envíos a domicilio se han disparado a causa del confinamiento, las restricciones de movimiento y el cierre de tiendas físicas. Por eso intentamos que nuestros paquetes y envíos sean ecológicos. Contratamos empresas de transporte sin emisiones y todos los embalajes son 100% reciclados y biodegradables.

Como ves, es muy sencillo cambiar las cosas, solo hay que proponérselo 😊 ¿Te unes a la moda que marca el cambio?

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